Historia de Hungría y de los húngaros - Primera parte

El origen de los húngaros sigue siendo objeto de la discusión hoy en día. La leyenda de Hunor y Magiar dice que fueron recompensados con el imperio de Escitia por cazar el Ciervo Encantado. Hoy en día no quedan muchos fragmentos de esa historia, pero demuestra que los magiares (o magyares como se llaman a sí mismos los húngaros) llegaron a Europa desde el Este. Por eso algunos piensan que los húngaros son descendientes de los Hunos, hijos de Atila. En Hungría muchos niños reciben ese nombre al nacer. Algunos historiadores los encasillan en la familia fino-ugria por motivos lingüísticos e históricos, pero existen otras teorías también.

Según la versión oficial el hogar ancestral de los pueblos finougrios estuvo en los Urales (Asia), a lo largo del río Ob. En esos pantanos tenían una vida nómada, vivían de pesca y caza. En el curso de los siglos se acercaron a Europa y se dividieron. Una parte se fue al norte, a Escandinavia (los fineses)  y otra parte siguió su camino hacia los Cárpatos (los Ugores). Varias leyendas hablan de esa época. Finalmente en el siglo IX (895 de nuestra era), las 7 tribus húngaras tomaron las tierras de la cuenca de los Cárpatos. Su líder era el príncipe Árpád, hijo de Álmos (líder de una de las 7 tribus que habían realizado un pacto de sangre). Las esculturas de los 7 jefes se pueden ver en la Plaza de los Héroes en Budapest.

Al llegar a esas tierras fértiles con un sistema montañoso alrededor como protección, los húngaros decidieron dejar de vivir como seminómadas y establecerse donde se encuentra Hungría actualmente. La cuenca de los Cárpatos ya había sido habitada antes de los magiares. Un esqueleto humano encontrado en Vértesszőlős data de medio millón de años atrás. Además tenemos hallazgos arqueológicos de la presencia de pueblos celtas que fueron invadidos por el Imperio Romano y que convirtió la parte occidental del territorio en una provincia imperial significativa durante 450 años, llamada Pannonia. La capital de Pannonia fue Aquincum. Las ruinas y el museo de Aquincum se sitúan en el norte de Buda y se pueden visitar.

Después de los romanos llegaron varias tribus. Una de las más significativas era de los Avaros en el siglo VII. Los húngaros ya habían tenido fama de guerreros antes de llegar a Centro-Europa y mantuvieron esa fama durante décadas después de establecerse. En el resto de Europa eran famosos por su técnica con el arco y las flechas mientras cabalgaban. Luego en el siglo X, el emperador bizantino y el Papa de Roma también ofrecieron la corona para el rey magiar Vajk. Aceptando el ofrecimiento del Papa los húngaros se unieron a la Europa cristiana aunque tardaron casi un siglo en dejar poco a poco sus creencias chamanista y paganas, convirtiéndose al cristianismo. El primer rey cristiano húngaro cambió su nombre Vajk y fue coronado el 31 de diciembre del año 1000 como Estaban I. (1000-1038 más conocido como San Esteban). Desde entonces la santa corona (que se puede ver en el Parlamento actualmente) fue la insignia real de todos los reyes húngaros hasta 1918. La primera abadía de Pannonhalma (patrimonio de la humanidad) fue construida por la orden benedictina que se estableció en 996. Hoy sigue siendo un centro educativo religioso importante y patrimonio de la humanidad.

Durante 3 siglos fue dominante la dinastía Árpád, y varios de sus miembros fueron canonizados. Como otros países de la edad medieval, Hungría tenía que proteger su territorio de los paganos y de los poderosos barones. En 1241-1242 el país sufrió la invasión tártara. Las hordas mongolas fácilmente tumbaron los asentamientos mayormente construidos de madera quemándolo prácticamente todo. El Rey Adalberto IV (1235-1270) hijo del rey Andrés II consiguió reconstruir el país y asegurar la estabilidad del estado convirtiéndose en el segundo fundador del Estado Húngaro. Mandó a construir castillos modernos de piedra y ciudades fortificadas por todo el país y empezó a construir el Castillo de Buda que pronto se convirtió en el centro del poder y de la administración pública. Según la leyenda, Adalberto – todavía estando exiliado – prometió a Dios como ofrenda a su hija Margarita recién nacida para ser librados de la terrible amenaza mongola. La princesa Santa Margarita vivió como monja dominica en un convento en una isla del Danubio cerca Buda, hoy llamada Isla Margarita.

Atila

La corte de Atila

El rey San Esteban

El rey San Esteban