La gastronomía húngara

La gastronomía forma una parte muy importante de la cultura húngara. Es famosa por sus sopas, guisos, encurtidos, embutidos y pasteles. La explicación de su diversidad se puede encontrar en la historia de los magiares. Con la mezcla de diferentes pueblos asiáticos y europeos a lo largo de los siglos, la variedad y riqueza de los ingredientes de la cuenca de los Cárpatos, la ocupación turca, el Imperio Austro-Húngaro y la llegada de nuevos ingredientes del continente de America también tenían influencia en el desarrollo de la cocina húngara. Y aunque utiliza una gran variedad de ingredientes su secreto está en la capacidad de preparar varios platos ricos en aromas y sabores de pocos ingredientes. Además dispone de productos lácteos (tejföl y requesón) raramente utilizados en otras cocinas y algunas técnicas de preparación que se diferencian de las demás artes de cocina.

La sopa normalmente es el primer plato en el almuerzo y se prepara de todo tipo de verduras, carnes o incluso frutas. El plato más famoso húngaro es el “Gulash” (gulyás en húngaro) que es un guiso enriquecido con verduras, y entraña la forma ancestral de preparar platos nutritivos en una sola cazuela.

La cocina tradicional utiliza la manteca de cerdo y carne roja. Es resultado sobre todo de los 150 años de ocupación turca cuando los musulmanes desvalijaron las despensas de la gente dejando atrás solamente el cerdo, la comida prohibida del Islam. Hoy en día en la gastronomía húngara no pueden faltar la pimienta y el pimentón que se convirtió en un pilar de la base de muchos platos junto a la cebolla y ajo. La patata y el maíz son ingredientes populares, y junto al pimentón, ocuparon un lugar importante en la cocina húngara tras el descubrimiento de América. Antes de la expansión de esos ingredientes nuevos, se utilizaban los productos agrarios locales como cebada, mijo, tupinabo, piñones y especias como la ajedrea, estragón, eneldo etc. Últimamente las amas de casa vuelven a descubrir y utilizar esos ingredientes convirtiendo la cocina húngara en una dieta más sana y apta para los requisitos de los nuevos tiempos, anteponiendo aceite (de oliva) en lugar de manteca, mijo, cebada y verduras al vapor en lugar de arroz o patata y equilibrando el sabor de la comida con especias como la ajedrea u otras plantas medicinales en lugar de pimiento y sal.

En la gastronomía húngara no puede faltar un gran surtido de pastas y panes caseros. El fruto del Imperio Austro-Húngaro fueron las bolas de pastas rellenadas con carne o frutas, y los potajes de casi todo tipo de verduras que se preparan con una técnica casi exclusivamente de esos países.

Hungría es un país sin litoral, por eso los mariscos no forman parte de la gastronomía. En cambio tiene platos muy ricos de pescados de ríos y lagos. Sobre todo en la época de Navidades se prepara la famosa sopa de pescado y en verano en el Lago Balaton tiene mucho éxito el pescado frito (empanado con una mezcla de harina y pimentón). Para compensar la relativamente poca cantidad de pescado que se come, se dispone de varias especies de gallinas, patos, gansos, gallinas de Guinea, faisanes, codornices, ciervos, jabalíes y animales autóctonos como: el cerdo “mangalica” (España también importa su carne para preparar jamones), la “res gris” y la ovejaracka”.

Los pasteles son muy variados, se preparan de masas con levadura de pan o levadura en polvo, tartas, buñuelos, pasteles de hojaldre, galletas, flanes con todo tipo de frutas, verduras (por ejemplo col), lácteos y frutos secos (nueces, amapola etc.). Los salados son igualmente ricos y populares como aperitivo o postre.

Gracias a la fertilidad de las tierras y el clima en Hungría se cultivan muchos tipos de uvas y otras frutas como la manzana, ciruela, albaricoque y la pera (para mencionar solamente las más importantes). De esas frutas también preparan vinos y el aguardiente húngaro; el Pálinka.

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